SESIÓN 17 NOVIEMBRE

17.11.2023

El Desnudo, en sí, no existe

La desnudez como categoría estética en Jean-Luc Nancy

Paula Sánchez Mayor (UCM)

"S'il est un mot qui fait à lui seul lever tout un monde d'images, c'est bien ce petit mot, " nu ", l'un de plus élémentaires, et concentrés de la langue, comme si, avant même de signifier ou de dire quelque chose, il se faisait lui-même pauvre et dépouillé, tout en demeurant formidablement puissant dans sa vulnérabilité même (" nu ", en français, est un corps sonore amuï, qui résonne à peine, atténué, retenu). 

Ginette Michaud, en su nota crítica a Nus sommes, expone el peso de la desnudez como concepto filosófico[1]. En la obra de Nancy esta idea aparece recurrentemente. A su juicio la desnudez ha sido utilizada como herramienta para representar al hombre en la metafísica de la presencia, "el desnudo, entonces, no representaría un cuerpo sino una idea: la idea de hombre. No ya la demostración de lo que "Hombre" mismo, definitivamente expuesto a una mirada privada de líneas de fuga, una mirada inmovilizada ante la fijeza y la eternidad de su esencia"[2]. Esta desnudez se presenta para ser aprehendida, para revelar la esencia del "Hombre". Reacio a esta idea, Nancy observa la resistencia de la desnudez –del cuerpo desnudo—a mostrase llanamente, sin pudor. La desnudez no alberga ninguna parresia, no es exposición sin reservas. De hecho, "el Desnudo, en sí, no existe: definitivamente ha desaparecido"[3]. La conclusión, que juega aquí como punto de partida, es que, al igual que el Hombre no es evidente, la desnudez tampoco lo es. A partir de aquí se puede abrir la interrogación por la desnudez. 

[1] "Si hay una palabra que por sí sola suscita todo un mundo de imágenes, es esta palabrita, "desnuda", una de las más elementales y concentradas en el lenguaje, como si, incluso antes de significar o decir algo, se hiciera a sí mismo, pobre y desnudo, sin dejar de ser tremendamente poderoso en su misma vulnerabilidad ("nu", en francés, es un cuerpo sonoro, que apenas resuena, atenuado, contenido)" (Michaud, G. (2003). Ces images que nous sommes / Nus sommes [la peau des images], de Federico Ferrari et Jean-Luc Nancy, Yves Gevaert éditeur, 152 p., ill. / Au fond des images, de Jean-Luc Nancy, Galilée, Écritures/Figures ", P. 185 Spirale, (192), 47–49.

[2] " le nu, donc, ne représentarait pas un corps mais une idée: l'idée d'homme. Non plus la démonstration de ce qu'est " Homme " lui-même, définitivement exposé à un regard privé de lignes de fuite, un regard immobilisé devant la fixité et l'éternité de son essence " (Nancy & Ferrari, 2006, pág. 18)

[3] " le Nu, en soi, n'existe pas: il a définitivement disparu " (Nancy & Ferrari, 2006, pág. 18)



Sobre la interrelacionalidad como tocar afectivo

El devenir juntos-aparte de las alteridades entrelazadas 

Milagros Pellicer Planells (UCM)

«Todo tocar involucra una alteridad infinita, de modo que tocar al otro/a es tocar a todos los otros/as, incluyendo el «sí mismo», y tocar el «sí mismo» implica tocar al extraño (a los muchos extraños) que hay en mí». Partiendo de esta cita de Karen Barad (2023: 43), proponemos una reflexión en torno al tocar afectivo como base de la interrelacionalidad inherente a los continuos procesos de configuración y reconfiguración del mundo que habitamos. Solo podemos ser con otrxs, entendiendo estxs otrxs no solo como otros seres humanos, sino también como otros tipos de entes no-humanos, bióticos y abióticos.

Los afectos, según Sara Ahmed, determinan lo que pueden hacer los cuerpos, pues es a través de la circulación afectiva que nos acercamos o alejamos de unos cuerpos u otros y, por tanto, que dichos cuerpos ven limitado el espacio que pueden ocupar. La vulnerabilidad, el miedo y la amenaza se presentan como dispositivos afectivos sostenidos por el discurso neoliberal de manera falaz, en tanto que todo tipo de cuerpos participa de la dinámica afectar-ser afectadxs, esto es, participa de esta interrelación para con lxs otrxs que desdibuja los límites entre sujeto y objeto: no existe tal cosa como una esencia pura que pueda ser violentada por lxs otrxs.

En la presente ponencia trataremos esta cuestión desde un punto de vista estético. Trabajaremos, así, a partir de la idea de apertura al tocar y ser tocadxs, que constituye uno de los retos de las prácticas artísticas contemporáneas que, en tanto que parte de estxs otrxs no-humanos, podrán contribuir a hacernos comprender y (re)configurar este mundo afectivamente interrelacionado.


El doble de lo visible

Una estética de lo invisible a partir de Merleau-Ponty en la obra de Antoni Muntadas

Carmen Caballé Tutosaus (UCM)

Susan Sontag, (2005), Contra la interpretación, Buenos Aires: Alfaguara, pp. 25-39

«No hay visión sin pensamiento. Pero no basta con pensar para ver: la visión es un pensamiento condicionado, nace «con ocasión» de lo que acaece en el cuerpo, es «excitada» a pensar por el cuerpo» (Merleau-Ponty, 2017: 42)

El mundo fenomenológico es encontrado por Merleau-Ponty a través del arte y la aiesthésis, como hecho cultural y social, pues «el mundo fenomenológico no es la explicitación de un ser previo, sino la fundación, los cimientos del ser; la filosofía no es reflejo de una verdad previa, sino, como el arte, la realización de una verdad» (Merleau-Ponty, 1994: 20). 

E incluso, el arte, es el único medio comparable con el cuerpo, un cuerpo que es tocante y tocado y que, en sus propias palabras, lo que reúne las "sensaciones táctiles" de mi mano y las vincula a las percepciones visuales de la misma mano como a las percepciones de los demás segmentos del cuerpo, es un cierto estilo de los movimientos de mis dedos y contribuye a una cierta "andadura" de mi cuerpo. De modo que «no es con el objeto físico con lo que pueda compararse este cuerpo, sino con la obra de arte» pues, es en ésta donde la idea no puede comunicarme más que por el "despliegue".

«Las actitudes nunca más serán forma, pero sí significante» (Szeemann, 1972: 31)

Todo esto no es posible sin la consideración de la percepción como modo existencial primigenio, como apertura a ese mundo. Es en ésta donde el sentir y el pensamiento se ofrecen en relación de co-institución. 

En esta breve comunicación nos proponemos revisitar estas teorías estéticas de Maurice Merleau-Ponty a través de la reivindicación de los subsentidos en los años 70 por parte del artista Antoni Muntadas.

«El desarrollo de los subsentidos puede crear para nosotros la posibilidad de una nueva estética» (Muntadas, 2002: 361)
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